21 de agosto de 2009

¿Qué hemos heredado?


Estaba en una cafetería con mi padre en una de esas típicas charlas sobre el pasado y el presente cuando nos dimos cuenta de algo muy significativo.


Cuando mi padre era joven y consiguió un trabajo de bien pequeño entró en una empresa de electrónica donde no era más que un recadero que acabó siendo un peón en una gran cadena en serie, me contaba que, en su trabajo a los novatos se les gastaba bromas (como ponerle pegamento al destornillador, quitarle un tornillo a la silla, etc...) todos comian juntos y pese a que se gastaban verdaderas putadas había buen rollo. Hoy dia, entras a tu nuevo trabajo y tienes suerte si te presentan a tus compañeros (o al menos en cuanto a mi experiencia), una broma es sinónimo de una demanda, y de risas más bien pocas... si acaso competitividad.


Otra cosa que me impactó y que le tuve que dar la razón era que cuando él entró tenía todo por delante, y no me refiero a su trabajo, sino a su vida. Mis padres, como otros muchos, entregaban el sueldo a casa y empezar una nueva vida sin respaldo económico era toda una odisea para ellos, y direis, sí como ahora. No es lo mismo. Mis padres empezaron con un piso destartalado, un vestido de novia regalado, una cocinilla y los dos colchones de solteros que tenían. No había más, no podían empezar peor así que hicieran lo que hicieran iban a ir a mejor. Nosotros empezamos con un piso ya casi amueblado de todo, con un guardaropa lleno y la nevera blanca, reluciente y decadente. Comenzamos diciendo "tú fregarás los platos, tú harás ésto y lo otro..."


¿Cuando se empezó a vivir enviando amenazas? ¿Dónde quedó la ilusión que tenían nuestros padres al principio? ¿Le tenemos que dar la culpa a tenerlo todo gracias a nuestros padres?


Es triste saber que ahora mismo estoy viviendo uno de los mejores años de mi vida y que hasta dentro de una decena de años no llegaré a lo mismo. ¿Cómo se puede afrontar eso?

14 de agosto de 2009

Sobre las parejas sentimentales o el What the hell am I doing?



-No es como si no lo quisiera... es que, no hay nada nuevo.-

-Si ya has perdido la ilusión, déjalo.-

-Pero... es que lo quiero... pero... no lo echo de menos nunca.-

-Si lo quieres no lo dejes, joder.-

-No se qué hacer... es como si tuviera dos caminos para escoger y ambos me llevaran a la desgracia; Estar sola y perder al hombre al que quiero, estar con alguien con quien ya no siento esas mariposas.

-Es decir; tienes miedo a estar sola pero tienes miedo de perder tu juventud con un hombre con el que no vives locuras. La moraleja es que tienes miedo. ¿Qué es más fuerte tu miedo a estar sola o tu miedo de no tener vida propia?

-No lo se.

-¿Cuanto estás dispuesta a sacrificar?

-Las acciones de ambos suben y bajan y tengo miedo de apostar por una y perderlo todo.

-La decisión es tuya, en cuanto a mí prefiero tener mi fortuna allí donde la pueda ver: Colgada de mi armario.

-Es un estilo de vida bastante...

-...¿Liberador? ¿Tanto necesitamos a los hombres?

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¿Cuántas veces más tendré que tener ésta misma conversación? ¿Por qué aún no se la respuesta?

8 de agosto de 2009

Cómo llevar un traje

Hoy un artículo sobre algo que me suele crispar los nervios y que, en realidad, es una vanalidad.

Caminándo por la calle se suele ver cosas muy diversas y lo que en más me suelo fijar es en la vestimenta, me parece estupendo que un hombre lleve traje, es más, lo adoro. Un hombre con dicha prenda sube automáticamente su caché y los adjetivos elegancia, porte y estilo se le tatúan en la cara. Algunos hombres lo llevan por motivos de trabajo, otros por placer (benditos sean) y los últimos por ocasiones especiales. Los segundo por norma general no suelen equivocarse pero los domingueros... ¡Ay, los domingueros!

Primero y fundamental es que el traje debe ser de tu talla, parece algo bastante elemental, pero oh amigos mios, los trajes es como el primer coche de un veinteañero parece que pasa de padres a hijos y no conozco a ningún padre que tenga la misma constitución que su hijo, por favor, lo suplico, no cuesta nada tener al menos un traje de tu talla que no te quede como un saco de patatas o en el peor de los casos... el uniforme del colegio.

Y después de la primera norma constitucional vienen los 10 mandamientos:

1. Colores: Totalmente prohibido marrón con negro, o azul marino con negro.

2. El bajo de los pantalones no debe arrastrar ni quedar corto, no se debe de arrugar nunca.

3. Los hombros: Debe ser proporcional a la cabeza.

4. Cuello de la camisa: Olvidemos la época travolta de cuello ancho, modernízense caballeros. Cuanto más pequeño mejor, al menos en éste caso.

5. Las americanas desabrochadas... a veces. Si tiene tres botones se abrocha el de en medio el de abajo nunca, si es tipo mayordomo se abrochan todos.

6. Zapatos: Ni mocasines, ni botines, y mucho menos bambas, déjemosle eso al doctor House en primicia, estamos en la realidad no en una serie americana. Se permite: Zapato de hebilla o de cordón (recordemos la combinación de colores)

7. Los puños deben asomar un par de centrímetros después de la americana.

8. Los colores de la camisa pueden ser variopintos ,cuidado con los estampados, no estamos en cancún para estampados florales. La corbata debe combinar, ahora se lleva la corbata fina, para mi gusto la ancha clásica es la mejor apuesta.

9. ¿Pitillo? Bueno, es zona peligrosa. Depende de tu tamaño del pie.

10. Trajes de talle alto: La mejor apuesta. Estilizan la figura y les cuesta pasar de moda.